45 escucha tú desde los cielos su oración y su plegaria y hazles
justicia.
46 Cuando pequen contra ti, pues no hay hombre que no peque, y tú
irritado contra ellos los entregues al enemigo, y sus conquistadores
los
lleven al país enemigo, lejano o próximo,
47 si se convierten en su corazón en la tierra a que hayan sido
llevados, si se arrepienten y te suplican en la tierra de sus
deportadores
diciendo: “Hemos pecado, hemos sido perversos, somos culpables”,
48 si se vuelven a ti con todo su corazón y con toda su alma en el país
de los enemigos que los deportaron, y te suplican vueltos hacia la tierra que
tú diste a sus padres y hacia la ciudad que has elegido y hacia la Casa que
he edificado a tu Nombre,
49 escucha tú desde los cielos, lugar de tu morada,
50 y perdona a tu pueblo, que ha pecado contra ti, todas las rebeliones
con que te han traicionado, y concédeles que hallen compasión entre sus
deportadores para que éstos les tengan piedad,
51 porque son tu pueblo y tu heredad, los que sacaste de Egipto, de en
medio del crisol del hierro.
52 «Que tus ojos estén abiertos a las súplicas de tu siervo y a la
súplica de tu pueblo Israel, para escuchar todos sus clamores hacia ti.
53 Porque tú los separaste para ti como herencia tuya de entre todos
los pueblos de la tierra, como dijiste por boca de Moisés tu siervo cuando
sacaste a nuestros padres de Egipto, Señor Yahveh.»